El Sistema Preventivo es un constructo teórico configurado a lo largo de un amplio proceso histórico que se ha constituido en la Escuela Normal Superior María Auxiliadora desde 1953, en práctica educativa que imprime un sello identitario a la Institución. Es un enfoque filosófico y pedagógico de inspiración católica inicialmente promovido en la Normal por las Hermanas Salesianas y asumido hoy por toda la Comunidad Educativa como filosofía institucional y estilo educativo capaz de armonizar visión trascendente y compromiso social desde una apuesta educativa que pone en el centro a la persona. Este Sistema es considerado una pedagogía ciudadana porque precisamente la meta final que persigue es la formación de “buenos cristianos y honestos ciudadanos”, aspiración que ciertamente se redefine en el tiempo y espacio socio – cultural en el marco de una Escuela oficial que debe distinguirse por la acogida e inclusión de la diversidad presente en la sociedad.
Este es el contexto en el cual la Escuela Normal opta por un enfoque pedagógico humanista crítico social que concibe la educación como proceso y proyecto que no acaba en la transformación del individuo, sino que implica un compromiso de transformación de la sociedad; asume la formación a partir de procesos integrales y contextualizados que reconocen la dignidad humana, leen el contexto y los fenómenos sociales desde una perspectiva crítica y propositiva en la cual emergen posibilidades creativas de maestros y estudiantes. Así mismo admite la concepción humanista como elemento esencial de la formación integral del cual tiene urgencia la sociedad: formar un ser más sensible por la relación armónica con el otro y con su entorno, apoyado en la reafirmación ética para superar las dificultades producidas por la confusión entre el discurso y la práctica. Así educar ciudadanos capaces de transformar las estructuras sociales equivale a formar la conciencia crítica de los sujetos porque como señala Freire (1969 p. 91) “cuanto más crítico un grupo humano, tanto más democrático y permeable es”.
La Pedagogía Crítico-social que asume la Escuela Normal presenta no solamente un lenguaje de crítica, sino también un horizonte de posibilidades, por eso nuestro enfoque no se agota en la identificación de situaciones problemáticas que generan inconformismo, trasciende a la fase propositiva. Así lo señala Mejía (2004) significa no sólo levantar la crítica al currículo existente, sino también levantar propuestas alternativas que implican innovación de la práctica coherentes con la dinámica social y el rol del maestro como sujeto constructor de saber y de poder que descubre otras maneras de enseñar y relacionarse. En una postura que concibe la Escuela como una realidad compleja y la Pedagogía como el sustrato que permea el currículo más allá de la secuenciación de contenidos y de la formulación de planes y proyectos declarados institucionalmente, es toda la vida institucional la que se pone en juego: el tejido de relaciones, los estilos organizativos, los modos de ser y proceder, la arquitectura física, las maneras de afrontar el imprevisto y el conflicto, las relaciones con el entorno, esas realidades instituyentes no siempre declaradas pero cotidianamente vividas, inciden aún más que los contenidos en la formación de las estudiantes.